Nicaragua. Junto a cuatro jóvenes más, Jean Magdiel Blandón, 24 años, realizan injertos en plantas de cacao. Desinfectan las herramientas de trabajo, cortan varetas (ramas) recolectadas de los mejores árboles decacao y las injertan a los tallos de las “plantas patrones”, que son los árboles menos productivos.
Este es, dicen, su “nuevo negocio” y les gusta explicar el proceso.
Estos jóvenes son parte del grupo de prestadores de servicios para la producción de cacao, organizado por la Cooperativa Agropecuaria Multisectorial de Siuna R. L (COPESIUNA) con el apoyo del proyecto “Mejoramiento de las capacidades organizativas y productivas de los productores y productoras de cacao en el Triángulo minero en Nicaragua” (PROCACAO II) implementado por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) con el apoyo financiero de la Cooperación Suiza para el Desarrollo (COSUDE).
A pesar de que Magdiel proviene de una familia cacaotera, asegura que antes de esta iniciativa no sabía nada de cacao. “Sólo sabía que había que cortarlo y entregarlo. Y eso que mi abuela es socia de cooperativa”, dice apenado.
Ver grupos de jóvenes realizando labores de injertación de cacao en Siuna, Bonanza y Rosita, en área de amortiguamiento de la reserva de biosfera Bosawás, en la Costa Caribe nicaragüense, no es algo extraño ahora. Esta es una estrategia productiva y de sostenibilidad impulsada por ocho cooperativas cacaoteras con el apoyo del Proyecto PROCACAO.
El proyecto territorialmente trabaja en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN), en los municipios de Siuna, Rosita y Bonanza, acompañando a productores/as organizados/as en 8 cooperativas y grupos comunitarios. Se promueve la producción, procesamiento y comercialización de cacao, a través de la implementación de sistemas agroforestales que aseguran la restauración de los ecosistemas y la protección ambiental.
La iniciativa facilitó la inclusión de grupos de jóvenes y mujeres en la cadena de valor del cacao. Es parte del fortalecimiento de capacidades para aumentar la competitividad en la producción de cacao y también una forma directa de generar empleos entre las personas vinculadas a cada cooperativa.
Intercambio de conocimientos
Magdiel al igual que 215 jóvenes, ahora conocen sobre el manejo del cacao. “Me han capacitado en fertilización en cosecha, presecado, secado y postcosecha de cacao, incluso fui a Waslala (otro municipio) a una capacitación”, dice.
La estrategia productiva del PROCACAO fase II inició desde junio 2020 con el proceso de organización y entrenamiento práctico en la técnica de injertación. Con ellos y ellas se logró injertar 67,700 árboles híbridos de cacao adultos improductivos con material genético de alta productividad.
Este año el proceso inició con la preparación de cien mil patrones de cacao híbrido adulto improductivo. El proceso consiste en la limpieza de los fustes donde se practica cada injerto y la eliminación del 50 por ciento de la copa de cada árbol con el propósito de facilitar la circulación de aire y entrada de luz, con lo cual se evita la mortalidad de injertos por afectación de hongos.
Los patrones preparados están siendo injertados en 111 comunidades, con material de los grupos genéticos ICS, TSH y EET proveniente del jardín clonal de la empresa Ritter SPORT y de 88 parcelas de cacao policlonal, establecidas en la primera fase del PROCACAO, que han sido seleccionadas como parcelas demostrativas para la producción de material vegetativo de los grupos genéticos EET, UF, IMC, CATIE, CC, ICS y PMCT, a los productores de las cooperativas.
Esta iniciativa no sólo está mejorando la productividad cacaotera del Triángulo Minero y garantizando la sostenibilidad de las cooperativas, sino que está mejorando la vida de los nuevos emprendedores con los ingresos que perciben por la venta de sus servicios.
Mujeres cacaoteras
Ángela Blanca Herrera, de 33 años, de la comunidad El Limón, sabe de podas, injertación, viveros, y planificación de finca. Estos conocimientos no sólo los aplica en su manzana de cacao, sino que también vende sus servicios de injertación a la cooperativa COOMUVEMAR. Además, les está enseñando a sus hijos del negocio.
Con las ganancias obtenidas de lo que vende de su parcela de cacao y de los servicios de injertación que brinda, Ángela costea los estudios a sus tres hijos.
En la estrategia organizativa de PROCACAO, las cooperativas prestan el servicio al productor, contratan a los injertadores y descuenta los costos con la entrega de productos, con la visión de incorporar a jóvenes en darles sostenibilidad a las acciones en comunidad y fomentar cultura cacaotera en la zona.
Estos grupos de jóvenes trabajan una o dos semanas seguidas al mes, en dependencia de la demanda que tenga la cooperativa del servicio. “El que la cooperativa nos organizara como jóvenes para brindar el servicio de injertación significa una gran ayuda para nosotros. Antes era ver qué salía para ir hacer el día al campo, ahora hay un ingreso fijo, con conocimientos más especializados. Nosotros llegamos a enseñar y podemos brindar el trabajo a otras personas más allá de la cooperativa”, relata Magdiel.
El joven Juan Pablo Díaz, 28 años, de otro grupo de injertadores de COPESIUNA, indica que antes no tenía un ingreso fijo y ahora puede apoyar con los gastos de la familia. En el trascurso del tiempo han tenido capacitaciones en todas las temáticas de cacao. La cooperativa les ha capacitado. Saben cómo manejar las plantaciones para que tengan mejores cosechas.
Díaz considera que la cooperativa hace algo especial. Es bueno, dice, tener un grupo de personas para la injertación, ya que hay plantaciones muy antiguas y la productividad no es la misma. La cooperativa tiene este medio para fortalecer al productor.
Los jóvenes injertadores son productores y en su mayoría los hijos o hijas de estos, que están muy vinculados a los grupos comunitarios como plataforma para la sostenibilidad organizativa y productiva de las cooperativas.
Los grupos de emprendedores que prestan servicios contribuyen al desarrollo del rubro cacao y a la economía local, generando empleo e ingresos y garantizando la sostenibilidad en el manejo de plantaciones cuando el proyecto termine.
Mariana González Maldonado, de 25 años y de la comunidad de El Limón, dice que poco a poca ha ido aprendiendo a injertar y lo realiza en la parcela de su esposo. También vende sus servicios a la cooperativa COOMUVEMAR.
Magdiel muy sonriente, indica que ahora con los nuevos conocimientos y el emprendimiento está más involucrado en el negocio familiar de cacao. Ahora tiene una pequeña parcela propia donde está aplicando sus conocimientos y vende sus servicios.
La productividad del cacao y los grupos de servicios vinculados al cacao van en franco crecimiento. Una vez finalizada la injertación en arboles híbridos adultos, se iniciará con el proceso de injertación en las 512 manzanas que se establecieron en el 2020, donde, igual que el proceso anterior, se estará haciendo uso del material local existente en las parcelas demostrativas.
COSUDE se ha caracterizado por ser un aliado estratégico de cooperativas y pequeños productores de cacao fino en el Triángulo Minero. Ha sido un facilitador en la construcción de vínculos no sólo con los productores y productoras de cacao, sino también con organizaciones de apoyo al sector y actores vinculantes, como parte de su dinámica y estrategia de atender las demandas y necesidades del sector.
Redacción:
Judit Vanegas, judithvanegas@rikolto.org
Más información:
Ernesto Bendaña, coordinador del Proyecto PROCACAO, E.BENDANA@unido.org